Poción de amor número nueve – capítulo 1
Resumen: Zorro anticipa las acciones de Victoria con pociones y decide usarlas para sus propios fines. Al final, Diego bebe una poción.
Nota: Muchas gracias a mjf2468 por su ayuda y sugerencias lingüísticas. : D
Traducción por Mariana Melendez de “Love Potion Number Nine” por kasiaeliza
Victoria estaba ordenando los estantes de la trastienda. Ya era hora porque se acercaba la limpieza anual de primavera. En un momento dado, sacó del estante superior una caja que no reconoció.
“ ¿Qué es esto y de dónde vino? “, pensó.
Abrió la caja y encontró allí varias botellas con diferentes etiquetas. “Las Diez Pociones del Doctor Henry Wayne. Fuerza. Pasión. Amor. El amor eterno florecerá entre el hombre y la mujer que tomen esta poción a primera vista. ¿Podría ser eso posible?”
Decidió probarlos y la de fuerza le pareció la más inofensiva. Sonrió porque tenía una idea de cómo utilizarlos.
xxx Zorro xxx
Victoria y Mendoza estaban sentados a la mesa con la caja de pociones. “El doctor Henry Wayne no es más que un chiflado”, dijo Mendoza poco convencido. Victoria respondió rápidamente “¿Pero y si estas pociones realmente funcionan, Mendoza? Después de todo, la gente es capaz de cambiar. ‘Amor, Pasión, Miedo’. Mira. ‘Fuerza’. Perfecto para ti.”
Mendoza moviendo la cabeza. “Señorita Escalante, eso no es más que agua coloreada”.
Victoria intentó convencer al sargento. “Todo lo que puedas comer durante una semana … gratis”.
Los ojos de Mendoza se agrandaron al imaginar tanta comida. “Todo lo que pueda comer … durante una semana … ¿gratis?”
Victoria asintió. “Gratis.” Él le quita el frasco y bebió. —Salud. ¿Ves? Ya te lo dije. Nada. Es un fraude, doctor Wayne.
Victoria levanta el estuche de la mesa y lo coloca en su regazo. Y es bueno que lo haya hecho porque Mendoza golpeó la mesa con el puño y se partió por la mitad. Mendoza y Victoria se miraron con la boca abierta.
“Esto es increíble”, dijo Mendoza, quien se levantó y miró su mano. “No lo creo.” Se acercó a la barra, puso sus manos en dos vigas transversales que sobresalían de debajo del mostrador y levantó toda la barra del piso varios centímetros en el aire.
Victoria se puso de pie asombrada, mientras los otros clientes murmuraban emocionados. Mendoza volvió a bajar la barra con un ruido sordo y luego se volvió y miró con aire de suficiencia a Victoria. “Toda la semana. Gratis”.
Nadie notó a Diego de la Vega sentado en la esquina, que escuchaba con atención la conversación. No creía en los efectos de las pociones, pero comenzó a preguntarse cómo podría usar toda la situación para su propio beneficio. Tenía la sensación de que sabía qué poción usaría Victoria y para quién. Si tuviera éxito, tal vez los 4 años de espera finalmente terminarían y nadie se daría cuenta.
xxx Zorro xxx
Victoria nunca sabía cuándo se encontraría con el bandido enmascarado la próxima vez, pero él siempre aparecía cuando pasaba algo. Y la demostración de fuerza del sargento definitivamente valió la pena. Por eso estaba preparando su propia trampa. Lazos de amor. “El amor eterno florecerá entre el hombre y la mujer que tomen esta poción a la vista del otro”. Ella asintió con la cabeza, luego quitó el corcho del frasco y luego sacó el corcho de la botella de vino, en la cual vertió la poción de amor.
Mientras tanto, el Zorro se había infiltrado en la taberna, pero aún no había revelado su presencia. Observó desde las sombras las acciones de su amada. Sonrió y pensó: “ Victoria es a veces tan predecible “.
Ella volvió a tapar la botella de vino “Esto puede ser complicado … Pero si funciona …”
Sostuvo la botella frente a sí misma mientras Zorro entraba a la cocina. “Victoria.” La hermosa dueña de la taberna dejó caer la botella pero el Zorro la atrapó con la parte superior de su bota con un movimiento de su pie y la lanzó hacia arriba. Sonrió al cogerla en el aire. “Lo siento si te asusté.”
“Oh, para nada, Zorro. Es solo que casi me olvido de cómo te veías.”
El Zorro miró un poco avergonzado. “Bueno, he estado bastante ocupado últimamente.”
Victoria continuó aún más sarcásticamente. “Por supuesto. Siempre hay alguien en peligro.”
“Afortunadamente y por el momento, eso no es cierto”. Se acercó a ella y puso tiernamente sus manos sobre sus hombros.
“¿Quieres decir que te arriesgaste a venir aquí solo para verme?” Se acabó la primera sorpresa y decidió coquetear un poco.
“Un riesgo que bien merece la recompensa de tu beso.” Zorro se inclinó, con la intención de besarla, pero ella lo apartó.
“Sabes, nunca me has dicho lo que sientes por mí”.
El renegado enmascarado parecía un poco ofendido “Seguro que sabes cómo me siento”.
Victoria dijo tímidamente “Sí, pero siempre es mejor cuando lo escucho”.
La risa proveniente de la sala principal de la taberna se escuchó justo antes de que De Soto cruzara la puerta con cortinas hacia la cocina. Se detuvo en seco cuando vio a su archienemigo. Su reunión terminó como de costumbre. De Soto llamó a los lanceros, sacó su espada, solo para encontrarse con el puño negro y caer inconsciente al suelo.
“Nuestro tiempo juntos es siempre demasiado breve”. Dijo Zorro.
Victoria pensó que debía intentarlo “Sólo esperaba que pudiéramos brindar juntos por nuestros sentimientos mutuos”.
El Zorro le puso la mano en la mejilla. “Una idea maravillosa. Quizás esta noche más tarde. Adiós.” Con su habilidad habitual, se subió a la alta ventana de la cocina y desapareció antes de que los lanceros pudieran alcanzarlo.
xxx Zorro xxx
Victoria se despidió de los últimos clientes y preparó una bandeja con una botella de vino y dos copas. El Zorro le prometió que regresaría, por lo que prefirió estar preparada. Él observó atentamente sus preparativos desde su escondite. Todo iba según lo planeado. Lo que necesitaba era un testigo, preferiblemente Mendoza, el mayor chismoso. O al propio De Soto, aunque podría ser peligroso. ¿Cómo atraer a un sargento a una taberna sin despertar sospechas?
El apuesto héroe se cambió de ropa a sus habituales pantalones y chaqueta de caballero y se dirigió hacia el cuartel. No tuvo problemas para encontrar a Mendoza.
“Hola sargento, hoy vi su inusual demostración de fuerza”. Sabía que a un soldado de buen carácter le gusta colorear un poco sus hazañas.
“Hola Don Diego. La mezcla del Dr. Wayne era todo lo que necesitaba para la fuerza de un toro. Ahora seré el mejor soldado y definitivamente atraparé al Zorro” se relajó con orgullo y se bajó bruscamente la chaqueta.
“Tienes que celebrar una ocasión así, te invito a una copa de vino para nuestro héroe”. y los dos fueron a la taberna todavía abierta. Victoria estaba a punto de cerrar cuando vio acercarse a sus amigos. Suspiró con resignación pero preguntó con una sonrisa. “¿Puedo ayudarlos?”
“Nuestro sargento se merece una copa de vino. Un hombre tan fuerte definitivamente atrapará al Zorro y obtendrá un ascenso”. Diego respondió palmeando a Mendoza en el hombro.
Vio una bandeja con una botella: “Veo que tienes vino abierto. ¿Eso es aldia? Genial para un brindis”. Victoria los ahuyentó del bar, asustada. “No, esta aldia es para una ocasión especial. Espera aquí y traeré algo igualmente bueno para celebrar”. Se volvió y se apresuró a entrar en el sótano.
Regresó con otra botella y sirvió dos vasos para sus amigas. Diego y Mendoza los alzaron. “Salud para el hombre más fuerte de Alta California”.
La sonrisa del sargento era más que radiante. “Gracias, Don Diego”. Y ambos bebieron de sus vasos. El joven caballero reflexionó y se volvió hacia la dueña de la taberna. “¿Y tú, Victoria, no beberás por los futuros éxitos de nuestro querido amigo?” Antes de que la mujer pudiera protestar, Diego tomó la jarra de la bandeja y le sirvió una porción de su aldia favorita. Dudó porque sabía que no era un vino corriente. Sin embargo, vio que la sonrisa del sargento comenzaba a desaparecer, por lo que decidió no decepcionarlo con la falta de buenos deseos. “Finalmente vendrá el Zorro más tarde, así que está bien si bebo un poco ahora”, pensó.
Ella levantó su copa. “Salud por nuestro querido sargento” y bebió.
Bromearon juntos por un momento cuando Diego se volvió hacia la joven. “Victoria, eres una gran cocinera, pero ¿no dejaste algo en la estufa? Algo huele a quemado …”
“No siento nada, pero iré a verlo”. Tan pronto como ella desapareció detrás de la cortina, Diego tomó la licorera de la bandeja y se sirvió otra copa, guiñando un ojo con complicidad a su amigo. “Yo también amo a Aldia, y después de todo, esta es una ocasión especial”. También sirvió el vino anterior en una copa de Mendoza, a quien no le importó.
“Nada se quema, no sé qué pasa con el olfato de Diego”, dijo Victoria regresando a la habitación. Los encontró a medio camino del siguiente brindis.
“ Debe ser tu mejor actuación en la vida. Ahora o nunca. ” pensó el joven caballero.
“No sé para qué ocasión especial guardaste esta botella, pero es la mejor aldia que he probado en mucho tiempo”, dijo Diego con indiferencia. “Lo siento, pero no pude resistirme a no intentarlo al menos un poquito”. Toda la sangre desapareció del rostro de Victoria. Se volvió hacia Mendoza. “¿También probó un poco de ese vino, sargento?”
El temperamento explosivo de Escalante era conocido en la zona y nadie quería estar al final. El soldado tragó con fuerza y lo negó. “Ni una gota. Y don Diego tampoco bebió mucho …”
Una excusa tan pobre la enfureció seriamente. “A este vino, agregué la poción de amor del Dr. Wayne, ‘el amor eterno florecerá’ entre el hombre y la mujer que toman esta poción a la vista del otro ‘. Se suponía que era para el Zorro, no para Diego”.
“ Ahora es el momento de mostrarme “, pensó el joven Don.
Diego se quitó la máscara que llevaba mucho tiempo y dejó salir sentimientos ocultos. Él tomó su mano, le dio un tierno beso todo el tiempo mirándola directamente a los ojos. “Necesitas un hombre de carne y hueso que nunca se apartará de tu lado. No un bandido esquivo. Deberías tener un esposo e hijos amorosos”.
Victoria sorprendida vio en los ojos de su amigo tranquilo y pasivo, amor y pasión que nunca hubiera sospechado. Ella no podía apartar la mirada de él. “Bien, eso es cierto.”
Mendoza los miró conmocionado.
Diego le dio la vuelta a la mano y le besó el interior de la palma en un gesto muy íntimo. Aún hipnotizado, declaró: “Necesitas un hombre. Como yo”. La encantadora joven sintió toda una oleada de emociones. Cuando miró esos vívidos ojos azules, su corazón latía a un ritmo loco, la temperatura en la habitación subió y sintió un zumbido abrumador. “¿Quieres decir, como tú?”
Ambos se miraron intensamente y se olvidaron del mundo entero.
“Victoria …”
“Diego …”
Sus labios se encontraron en un tierno beso que duró hasta que Mendoza, sorprendido y avergonzado, dio un paso atrás y tropezó con el taburete. Tratando de recuperar el equilibrio, enganchó la bandeja y rompió la jarra.
Nota del autor:
En todas las historias, Victoria rompe con el Zorro, espera un rato y Diego comienza un noviazgo. Todo toma tiempo. Pensé que las pociones podrían acelerar un poco las cosas 🙂
Se agradecen todos los comentarios.
